sábado, 12 de junio de 2010

NO TENGO OJOS, HAGO DEL RELAMPAGO MIS OJOS


El célebre Miyamoto Musashi escribió al respecto de Metsuké:


"En estrategia, es importante ver los objetos lejanos como si estuvieran próximos y los cercanos como si estuvieran muy lejos. Es preciso ver el sable del enemigo y no distraerse por los movimientos que éste ejecute. Debéis estudiar esto. La mirada ha de ser la misma en el combate singular que en el campo de batalla".


En Oriente se dice que el ojo izquierdo de un hombre medio suele ser bien distinto del derecho y que refleja la naturaleza íntima de su mente y de sus pensamientos, así como su poder de raciocinio y análisis. Por el contrario, el ojo derecho nos informa de sus estados emocionales de sus sentimientos. Observe cuidadosamente los ojos de las personas que le rodean y sabrá qué tipo de energía o de polaridad tiene su personalidad. Un ojo suele ser más brillante, o más grande, o más vivo que el otro. Con una ligera observación veremos cómo en unos se manifiesta su naturaleza emocional y en otros, la personalidad.


Durante la práctica de un Kata, es un principio necesario visualizar situaciones, adversarios o escenarios de una lucha real, conservando, no obstante, la calma y la serenidad interior. Jamás ha de aflorar a la superficie de su mente la más leve emoción negativa. Se dice que la eficacia sin igual de los guerreros japoneses de la Edad Media y de los siglos siguientes, fue debida a la influencia en las castas Samurai del espíritu Zen. Estos aprendieron y dominaron el arte de no identificarse con la forma exterior, mutable, de las apariencias y llegaron a matar sin odio y a morir sin miedo. El monje y maestro Zen, Takuan (1473-1645), en su obra sobre la meditación Fudochi-Shimyo-Soku (Fragmentos de la Sabiduría Inmutable), hablaba sobre la importancia de aislar la mente de cualquier imágen exterior, para observar hacia adentro y reintegrarla a lo universal. Takuan escribió un texto magistral sobre el arte de la extratégia en la via del sable, dedicado al Ronin Munenori Yagyu.


"Detenerse significa apegarse a algo, por lo tanto, opino que cuando miráis la espada del adversario, vuestra mente espíritual (Kokoro) queda presa de esa visión y alejada de su empresa fundamental. Mirar la espada que dejáis caer sobre él, pero no penséis en ella, no fijeis jamás vuestro pensamiento en la acción. Para que el espíritu quede libre no debe apegarse a los ojos ni al arma del adversario, sino que debe ser tan fluido como el aire. Si atáis vuestro espíritu al del adversario, éste queda esclavizado por él. Jamás atéis vuestra atención a la propia atención en vosotros mismos, vuestro espíritu quedará bloqueado, no fluirá libremente ni estará disponible."


Nunca se insiste banstante en el concepto del desapego en las Artes del Budo, la no-identificación, el abandono del resultado de la acción creativa. El Buddha mismo meditó profundamente sobre el origen del sufrimiento, y comprendió que éste era el deseo. La distancia abismal que separa a un experto de artes marciales, de un maestro del Budo, es precisamente que el segundo no queda prisionero del resultado de sus pensamientos, de sus palabras o sus acciones. Es preciso aniquilar el deseo de realizar bien el kata, de sacar bien la espada, de usar bien un arma e incluso de sobrevivir nosotros mismos. Solo esa vivencia nos permite la más absoluta disponibilidad en la acción.

"Mata la ambición.
Mata el deseo de vivir.
Mata el deseo de bienestar.
Mata el sentimiento de separatividad.
Mata el deseo de sensación.
Mata el deseo de avanzar y sé tú mismo."

Buddha Sakyamuni

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